sábado, 4 de septiembre de 2010

Un encanto para vacaciones o cortos días de descanso.

QUENIQUEA. TIERRA EXHUBERANTE EN UN RINCON DEL TACHIRA.
Un silencioso embrujo nos envuelve al llegar a este simpático pueblo andino ubicado en las laderas de altas montañas tachirenses. Su gente laboriosa y gentil les espera.

Ronald Ramírez
ronaldramirez5@hotmail.com


Lo escarpado de su relieve hace difícil encontrar carreteras amplias y abundantes, pero definitivamente el paisaje que nos ofrece esta zona enmarcada en los páramos tachirenses no tiene precio.

Cómo llegar.
Existen varias formas de acceder a este poblado: desde la Represa Uribante Caparo, El Páramo El Rosal, San Cristóbal vía Macanillo y por el Páramo El Zumbador, siendo esta última la que ofrece mas seguridad y confort. Esta asfaltada a diferencia de las anteriores que son para vehículos todo terreno y resistencia física. Si salen de San Cristóbal suben por Mesa de Aura y al llegar a El Zumbador consiguen tres ramales. El de la izquierda a Michelena, el del centro a La Grita y el de la derecha a Queniquea.

El orgulloso nombre del Municipio.
Queniquea es la capital del Municipio Sucre, y vaya si no se van a sentir orgullos su pobladores de llevar este nombre que honra la memoria de uno de los mas grandes protagonistas de nuestra independencia, el Mariscal Antonio José de Sucre.



Que hacer
Las condiciones de esta tierra aunada con sus actividades económicas nos permiten realizar muchas actividades que los dejarán fascinados. Primero les aconsejo visitar la población, Su sencilla Iglesia del Rosario y sus bellas calles andinas. En el sector de Machado conseguirán una capillita con una Virgen donde esta un naciente de aguas azufradas. Uff! El olor es fuerte, pero es maravilloso el bosque donde se encuentra y el hecho de ver el azufre pegarse en las rocas es curioso. En La Vega entrando por Los Barros, existe un molino hidráulico; si, de esos movidos por agua que ya casi no se ven, utilizados para moler trigo. Una Central Panelera donde los productores de caña procesan su producto para transformarlo en panela tradicional o en polvo. La atención de sus trabajadores no sorprende; la calidez del andino va en la sangre. Es un relax total estar en esta faena, desde la extracción del jugo de caña, hasta las batidas del melao en las inmensas pilas que te envuelven es sus humeantes pócimas de dulzura cociéndose. Si van por Septiembre podrán disfrutar de las Fiestas Patronales de la Virgen del Rosario, además de otras tradiciones resaltantes como las Ferias de San Pablo, Mini ferias de Mesa del Tigre y los Carnavales de la Montaña.


Presencia Indígena.
Las primeras referencias históricas sobre Queniquea son de una expedición que realiza Juan Maldonado en 1561 hacia La Grita y equivocando su ruta se adentró en la zona. En el museo de Queniquea podrán observar un poco de su historia indígena, donde exponen objetos cerámicos que se remontan al siglo I. Las Colinas de Queniquea es el lugar donde se ubica este asentamiento o Aldea Prehispánica única en Venezuela en su clase por ser la primera que se puede observar a simple vista en su configuración total. Lo triste es que las excavaciones fueron tapadas y no se puede observar hoy día todo este cuento. Este lugar seria un excelente escenario para turistas que indiscutiblemente hay que rescatar.


Gastronomía.
La gastronomía tachirense tiene su encanto. Una Mazamorra en la mañana hecha de maíz molido, arroz, agua, leche y panela nos dan las energías para el laborioso día; o un Aguarrús con arveja, chicharrones, agua, sal, cebolla y cilantro. Un buen Ajiaco de granos y menudencias de carne, arroz y otros aliños es “impelable”. Las bebidas son de cuidado. El Cachicamo es una bebida a base de panela, agua, hinojo, que mediante un proceso de destilación en los aparatos llamados Alambiques o Cachicamos nos ponen a sudar y a ver doble al igual que el Calentado y Pata de Res.


Un Presidente Revolucionario.
El sucesor de Juan Vicente Gómez en la Presidencia de la República nació en Queniquea el año 1883. El General Eleazar López Contreras abandonó los estudios para alistarse en las filas revolucionarias de La Restauradora de Cipriano Castro a los 17 años. Al llegar a Caracas continuó los estudios en la Academia Militar. Fue el militar de mayor confianza de Gómez quien siempre lo mantuvo en puestos de jerarquía, hasta llegar a ser General en Jefe. Muchos hablan de su debilidad, pero era conocido por su calma y cordura. Muere el 2 de enero de 1973 luego de una carrera política y militar ejemplar y ser el acreedor de una Venezuela en transición pacifica.

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